Siempre hemos dicho que el proceso de la Autorrealización es la consecuencia de dos fuerzas, una que llamaremos centrífuga y otra centrípeta. La fuerza centrífuga es la que hace nuestro Real Ser interior, que es de dentro hacia fuera, buscándonos a nosotros; él quiere que nosotros estemos con él. Y la centrípeta es la que nosotros tenemos que hacer de fuera hacia dentro; buscar nosotros, con la interiorización, esa partícula divina, esa porción de divinidad que llevamos dentro y que en Gnosis se llama el Ser.

Cuando esas dos fuerzas se encuentran, se fusionan, entonces se dice que esa persona ha quedado conectada con lo divinal. En consecuencia se ha convertido en un Maestro o una Maestra. Pero, claro está, se necesita del esfuerzo de las dos fuerzas que he mencionado.

El Padre, el Ser, ya hace sus esfuerzos. Si no fuera por el Ser, muchas cosas terribles que tendrían que habernos pasado habrían sucedido, porque el Ser tiene mucha misericordia y, aunque nosotros nos merecemos a veces ser amonestados por la Gran Ley con un karma, con un accidente, con una enfermedad, etc., el Ser a veces convence a los Señores de la Gran Ley para que no se nos cobren esas deudas; él ya hace su trabajo.

El que tiene que hacer el suyo es el ser humano: tiene que tener anhelos, tiene que desarrollar esos anhelos con prácticas, con ejercicios esotéricos que la Gnosis posee para aumentar la voluntad humana, para hacer que centros magnéticos de nuestra vida interior se activen para que nosotros tengamos más lucidez, mediante la meditación, etc.; son los esfuerzos que nos toca hacer a nosotros.

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