Queridos amigos:
Permitidme haceros llegar unas letras que nos aportarán comprensiones acerca de:
¿QUÉ RAZONES SECRETAS TIENE EL SER PARA AYUDARNOS A MORIR PSICOLÓGICAMENTE?
A menudo, caro lector, nuestra doctrina nos hace hincapié en la urgente necesidad de aniquilar a nuestro abominable Ego animal con el propósito de acercarnos más y más al SER.
Es necesario saber que en nuestra existencia terrenal estamos, a causa de los Yoes, con muchísimas personas que son almas también prisioneras de los agregados psíquicos y con las cuales hemos compartido muchos eventos en existencias pasadas.
En una ocasión, hablando con el Venerable Patriarca, nos dijo: «Tenéis que saber que el cartero que os lleva las cartas a vuestros hogares, el hombre que os da gasolina en las estaciones gasolineras y hasta el carnicero de la esquina, vienen con todos vosotros desde tiempos remotos. Eso es lo que constituye el Samsara, ¿entendido?…».
Aquellas palabras me conmovieron profundamente y me hicieron entrar en reflexiones profundas. A causa de ello, opté un día por preguntarle al Avatara: ─Entonces si voy eliminando mis agregados psicológicos, seguramente voy a perder muchos de mis amigos y amigas, ¿es así?
Respuesta: ─¡Así es, mi caro hermano, así es!, se rompen los lazos energéticos que te han tenido atado a ellos durante muchos siglos… ¡Ya lo verás tú mismo…!
Como quiera que mi deber de instructor gnóstico no era otro que ir allí donde se me designase a dar estas enseñanzas sagradas, pues me fui allí, allá, acullá, etc., etc., etc. Después de varios años de misiones realizadas, quise visitar a mi familia consanguínea y, a los efectos, me fui a ver a mis hermanos y hermanas y a mi madre física, a los que no veía desde algunos años.
Estando en la tierra de mis orígenes, quise hacer un experimento. El mismo consistió en irme hacia una plaza pública en la que había un enorme centro comercial que, normalmente, todo el mundo visitaba, sobre todo en los fines de semana. Así, entonces, me trasladé al mismo un día sábado y me senté en un banco que estaba disponible para los visitantes de dicho lugar comercial. Me allegué a dicho centro comercial a eso de las diez de la mañana y me dediqué a esperar a ver si aparecía alguno de mis amigos o amigas que un servidor tenía antes de irme a realizar mis misiones. Las horas comenzaron a pasar y hacia el mediodía me acerqué a un pequeño kiosco en el que era posible solicitar un café. Recuerdo haberme tomado dos cafés seguidos y, luego de pagarlos, regresé a mi asiento, a mi banco que había elegido para ver pasar a las personas…
Cuando fueron las siete de la tarde y en vista de que ninguna de mis amistades había aparecido, tomé la decisión de regresar a la casa de mis familiares. Pasada una semana más, quise volver a repetir el experimento, pero en esta ocasión me fui a la universidad en la cual conocí a muchos amigos y amigas que estudiaban las mismas materias que un servidor. Esperaba encontrar a alguno o alguna de esas amistades de otrora. Igualmente, me pasé el día entero en aquella estancia universitaria y, cuando comenzó a anochecer, abandoné aquel recinto y no había logrado encontrar a nadie, nadie, nadie de aquellos tiempos y que habían sido mis amigos.
En un tercer experimento escogí irme a un cinema y hasta compré un ticket para ver una película. Quería mi persona ver si de pronto aparecía un amigo entre aquel gentío que llenaba aquella sala. Igualmente que en veces anteriores, después de ver la película salí del lugar de proyecciones y me dispuse a sentarme en unos bancos de una plaza cercana. Me pasé todo el resto de aquel día esperando encontrar a uno de mis amigos o amigas de aquellos tiempos transcurridos antes de hacerme instructor, y el resultado fue exactamente igual: ¡NADIE apareció!, ¡NADIE, NADIE, NADIE….!
Como quiera que un servidor tenía también algunos teléfonos de aquellas viejas amistades, quise contactarlos telefónicamente muchas veces y, misteriosamente, la respuesta a mis llamadas era un mensaje grabado de la compañía telefónica que me decía: «El teléfono al que usted llama NO EXISTE»; dicha frase se repetía incesantemente. Obviamente, todo ello me indicó que era inútil tratar de contactar a mis antiguas amistades utilizando aquel medio.
Más tarde en el tiempo, volví de nuevo a visitar a mis familiares y repetí aquellos experimentos y, para mi sorpresa, el resultado fue el mismo. Era como si el tiempo se hubiese tragado a todas aquellas almas que tiempo atrás habían compartido con un servidor determinados eventos propios de la vida horizontal. Aquellos fenómenos, francamente, me recordaban aquellas frases pronunciadas por nuestro V.M. Samael Aun Weor.
Reflexionando sobre todo aquello llegué a la conclusión, durante una meditación, según la cual comprendí que al nosotros optar por la Vía Vertical, nos separamos energéticamente del resto de los mortales que siguen caminando por la Vía Horizontal y, obviamente, solo nos van quedando contactos energéticos con aquellas almas que tienen las mismas inquietudes anímicas que nosotros. Entonces, ya metidos en el Sendero Secreto, o Camino Hermético, solamente nos iremos encontrando con aquellas almas que, igualmente que nosotros, andan tratando de perseverar en su caminata hacia el SER para terminar un día uniéndose indisolublemente a ÉL.
Todo esto, paciente lector, reviste una importancia trascendental si nos damos cuenta de que nuestro SER nos quiere absorber TOTALMENTE y devorarse nuestras carnes anímicas y psíquicas para poder entonces Él declararse como SER AUTORREALIZADO. Aunque suene muy duro, ese es el único propósito que Él persigue desde hace milenios cuando optó por enviarnos al escenario de la creación para llenarnos de experiencia a través de nuestros retornos y recurrencias. Empero, llegado el momento, el SER intensifica su fuerza dentro de nuestras almas, si cooperamos con Él muriendo en sí mismos, con el propósito de, finalmente, llevarnos con Él a su reino.
Es obvio que, para que el SER pueda conseguir arrebatarnos del fenómeno existencial, Él necesita que no estemos ligados a recurrencias estúpidas e insípidas y tampoco a karmas de índole variada que puedan constituir un obstáculo para nuestra liberación….. Y muchas de esas pseudoamistades que hemos ido coleccionando a lo largo de nuestras existencias, tan solo han servido para llenarnos de karmas por haber compartido con las mismas actuaciones fuera de la Gran Ley…..
Indudablemente que estas rupturas que el SER va provocando entre nosotros y nuestras pseudoamistades, a la larga van produciendo en nosotros una sensación de soledad y un sentimiento de rechazo hacia la vida misma. Esto es inevitable, pues no se puede atender a dos señores a la vez, vale decir: «al gobierno y a la revolución» ─hablando metafóricamente─; así lo dijo el Gran Kabir Jesús de Nazaret.
¿Cuál es la moraleja que sacamos de este fenómeno? Respuesta: necesitamos estar definidos psicológicamente dentro de nosotros. NO PODEMOS NI DEBEMOS SER AMBIGUOS en el Camino Hermético, pues solamente queriendo, en todo momento, destruir a nuestros enemigos energéticos tenebrosos ─léase: el YO y sus legiones─, iremos conociendo a las diversas partes de nuestro Real Ser y esas fuerzas son las que nos acompañarán hasta el final de nuestra travesía.
Aquí entra en juego la famosa frase del eminente filósofo William Shakespeare: «TO BE OR NOT TO BE, THAT IS THE QUESTION!», la cual, traducida, nos enfatiza: ‘¡¡¡¡SER o NO SER, he allí la cuestión!!!!’.
Os dejo ahora, amigos y amigas, estas frases para vuestra reflexión:
«No le profesa amistad verdadera y pura sino quien habla la verdad y le aconseja el bien».
Simón Bolívar
«La primera ley de la amistad es pedir de los amigos cosas honradas y hacer cosas honradas por los amigos».
Cicerón
«A nadie le faltan fuerzas, lo que a muchísimos les falta es voluntad».
Victor Hugo
«Lo que no le cae en gusto a la voluntad, siempre se le hace rodeo al entendimiento».
Quevedo
QUE LAS BENDITAS FUERZAS DEL THEOMEGALOGOS OS LLENEN DE LUZ VUESTRAS ALMAS.
KWEN KHAN KHU