Por qué La Gnosis pertenece al hermetismo

Apreciados amigos y amigas lectores:

Os hago llegar unas palabras relativas a nuestra doctrina y relacionadas con la pregunta:

¿POR QUÉ NUESTRAS ENSEÑANZAS PERTENECEN AL HERMETISMO?

Desde sus comienzos, la tradición iniciática ha ido llamando Camino Hermético o Sendero Hermético a la vía que trazan los Adeptos para ayudar a las almas a regresar al Reino de las Luces. Empero, estos calificativos no han sido establecidos únicamente en honor a Hermes, el gran Iniciado de la antigüedad y que pasó a llamarse además Trismegisto para indicar que tres veces había conseguido elaborar su propia Piedra Filosofal, o que tres veces había sido catalogado como Mago Supremo.

Es obvio que a raíz de la caída angélica experimentada por nuestra humanidad, hubo necesidad de crear nuevamente las llamadas Escuelas de Misterios. Las mismas fueron establecidas por el Venerabilísimo Sanat Kumará en tiempos de la Lemuria. Gracias a esas escuelas, muchas almas que habían cometido el pecado original ─léase: la fornicación─ pudieron redimirse ante Dios y retomar la luz que les había sido arrebatada por el YO y su madre, la Bestia de diez cuernos.

Desde entonces diríamos que tal regreso al SER se hizo muy exigente y a causa de ello los aspirantes a ser redimidos necesitaban probar con su arrojo y su valor el verdadero amor que ellos decían sentir por la realidad interior. De allí surgieron las cuatro pruebas iniciáticas y todos los procesos que nuestro bendito Avatara nos describe en su monumental obra LAS TRES MONTAÑAS.

Empero, como la bendita Blanca Hermandad no quería que nadie osase burlarse de lo divino, decidió entonces darles un carácter muy hermético a sus enseñanzas. De esta decisión partió, justamente, la necesidad de juramentar a los neófitos y por eso se establecieron reglas estrictas para los violadores de aquellos juramentos. Fue esa la causa que llevó a los rectores de los templos de Misterios, en el antiguo Egipto, a castigar a los cobardes que habían divulgado el sagrado Arcanum arrancándoles su corazón y quemándoles todo su cuerpo para luego echar las cenizas a los cuatro vientos. Así estaban las cosas en aquellos momentos.

Con el tiempo ─nos dice nuestro Patriarca─, a medida que la humanidad se fue degenerando más y más, aquellos templos de Misterios se cerraron para el grueso de la humanidad y solamente quedaron entonces vestigios del Sendero Hermético desperdigados por los cuatro puntos cardinales de nuestro mundo. Eran trozos del camino.

Durante los siglos que siguieron después del cierre de aquellas escuelas, brotaron algunas hermandades que intentaron entregar las enseñanzas herméticas mediante órdenes como la Orden de los Templarios de Oriente, luego la Masonería, más tarde el Rosacrucismo, al frente del cual se puso un personaje llamado Valentin Andreae, quien publicó un facsímil allá por el año 1614 llamado Fama fraternitatis rosae crucis. En aquellos tiempos, aunque no se enseñaba la totalidad de camino, al menos algunas personas podían recibir como un secreto indecible a otros el modus operandi del Arcanum tántrico, o lo que hoy conocemos como Magia Sexual.

Es importante hacer notar que mientras unos pocos buscaban afanosamente religarse con su Ser interior profundo, las sociedades humanas se fueron exteriorizando más y más hasta quedar totalmente EGOISTIZADAS, como lo vemos en nuestros días al extremo de que, tal como lo profetizó en un monasterio tibetano el Logos del planeta Tierra, Melquisedec: «Las gentes olvidarán sus almas para preocuparse solamente del culto a sus cuerpos»….., esta es una tremendísima realidad a la que hoy nos enfrentamos.

Cuando apareció el Gnosticismo contemporáneo, gracias a la labor emprendida por nuestro Avatara de Acuario: V.M. Samael Aun Weor, se decidió internamente darle una última oportunidad al falsamente llamado hombre de nuestros tiempos actuales. Entonces se elaboró un cuerpo de doctrina y se le pidió también a nuestro Gurú que formase un Ejército de Salvación Mundial para tratar de salvar del ahogado aunque fuese su sombrero

El Gnosticismo contemporáneo entonces empezó una labor de preparación de difusores y difusoras para llevar la buena nueva a todos los rincones de nuestro mundo. Hemos de decir en honor a la verdad que, ciertamente, la llamada Quinta Verdad o Quinto Evangelio ha sido traducida a muchos idiomas y llevada al norte, al sur, al este y al oeste de nuestro mundo. Pero, lastimosamente, aunque esta verdad ha sido predicada, no ha llegado a calar en las gentes la praxis de la misma. Tan solo hemos hecho un acto de divulgación pero no una práctica del mensaje. Lo peor de todo esto es que, para colmo, el hermetismo que se nos exige a quienes hemos conocido la Gnosis en varios de sus aspectos y señalamientos no ha sido respetado muchas veces, todo lo cual se ha traducido en problemas graves para las instituciones que dicen amar las enseñanzas de nuestro Patriarca en el presente Kali-Yuga en el que estamos viviendo.

Con toda razón transcribimos para vosotros, pacientes lectores, unas palabras del V.M. Fulcanelli referidas a la necesidad del hermetismo, veamos:

«El sabio tiene los ojos en la cabeza ─dice el Eclesiastés, cap. II, 14─ y el insensato camina en las tinieblas»…

Y nos añade este gran Adepto:

«Exclama Jesús ─Mateo, XVII, 19─. que si tuvierais la fe como un gramo de mostaza, diríais a aquella montaña: muévete, y se movería, y nada os sería imposible. Pues la fe, certidumbre espiritual de la verdad aún no demostrada, presciencia de lo realizable, es esa antorcha que Dios ha puesto en el alma humana para alumbrarla, guiarla, instruirla y elevarla. Nuestros sentidos a menudo nos extravían, pero la fe no nos engaña jamás».

Cierro estos comentarios doctrinarios con algunas frases que bien vale la pena reflexionar:

«Aquel a quien confías tu secreto se convierte en dueño de tu libertad».
La Rochefoucauld

«¿Cuál es el hombre más libre? El que fio menos secretos, por los cuales se hacen los hombres esclavos».
Quevedo

«Necio, muy necio es el que, descubriendo un secreto a otro, le pide encarecidamente que lo calle».
Cervantes

«Solamente una recta estirpe o la buena educación capacitan a los hombres para guardar un secreto».
La Bruyère

«Si mi túnica supera lo que pienso la quemaría».
Alfonso VI de Aragón

DEI GRATIA.
─‘Por la gracia de Dios’─.
KWEN KHAN KHU

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