Queridos amigos y lectores:
Me complace enormemente haceros llegar las palabras PROFÉTICAS de nuestro bendito Avatara, el V.M. Samael Aun Weor, acerca de:
LOS TIEMPOS DEL FIN
He aquí el contenido de la profecía que hizo, en su momento, nuestro santo Gurú y a la cual hemos de prestar profunda atención, sobre todo por el trabajo que hemos de hacer SOBRE NOSOTROS MISMOS urgentemente; veamos ese mensaje:
«Estamos en vísperas de un gran cataclismo; eso es ostensible. Ya los científicos saben que sobre la órbita de nuestro planeta Tierra viene un mundo que llaman el Planeta Rojo. Se acerca, y los hombres de ciencia querrán alejarlo con explosiones nucleares, empero todo será inútil.
Llegará un instante en que tendrán que cumplirse todas las profecías. Ya Mahoma habló claramente, habló del terremoto que nos está reservado desde el principio de los siglos. Dice textualmente que entonces las montañas serán machacadas y volarán por los aires, cayendo hechas polvo. Esto nos invita a reflexionar. Sería imposible esto si no hubiese un terremoto. Pero ese terremoto, ¿por qué sucedería? Indubitablemente, tal evento solo acontecería con el acercamiento de un mundo gigantesco, y precisamente eso es lo que va a suceder, mis queridos hermanos.
El Apocalipsis también nos habla de un gran terremoto, tan grande –dice– como jamás lo hubo sobre la faz de la Tierra.
Quiero que vosotros reflexionéis muy a fondo sobre el momento en que actualmente estamos. Realmente, vivimos en una época difícil. Estamos en los tiempos del fin, como dice el Apocalipsis de San Juan; estamos en el principio del fin de la era de los gentiles.
La tierra antigua, la Atlántida, pereció por el agua, y nuestra tierra presente, la actual, será eliminada con fuego. Sobre esto habló claramente Pedro. En su Segunda Epístola Universal dice que la Tierra y las obras que en ella hay serán quemadas con fuego. Y eso es verdad, mis caros hermanos; los elementos, ardiendo, serán deshechos.
Reflexionad en esto, profundizad. Ciertamente, esto que estoy diciendo tiene un viso de tragedia, pero es que no quiero desaprovechar ni un instante para llamaros la atención. Es necesario que viváis en estado de alerta, sobre todo en estos tiempos difíciles.
En el mundo de las causas naturales pude vivenciar ese futuro que le aguarda a nuestro planeta Tierra. Lo que vi, realmente, fue espantoso: las doce constelaciones del Zodiaco aparecían –en forma simbólica, pictórica, alegórica– como doce gigantes terribles, amenazantes, y de ellos salían rayos y truenos. Parecía como si ya, en esos instantes, fuera el fin, fuera la catástrofe final.
En otra ocasión platicaba yo con mi Divina Madre Kundalini. Ella me decía:
–Ya todo está perdido; el mal del mundo es tan grande que ya llegó hasta el cielo. Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la Tierra, será destruida, y de toda esta perversa generación de víboras no quedará piedra sobre piedra.
Asombrado, dije:
–¡Oh, Madre mía!, nos encontramos ante un callejón sin salida.
Respondió la Adorable:
–¿Quieres hacer un negocio conmigo?
–¡Claro que sí!
–Entonces –continuó diciendo– tú abres el callejón y yo los mato.
Abrir tal callejón, mis queridos hermanos, es lo que estamos haciendo. Estamos, en estos instantes, formando el Ejército de Salvación Mundial. Sí, ¡dichosos los que sepan aprovechar este callejón! Porque quiero que sepáis en forma concreta, clara y definitiva que todo esto que actualmente veis en el mundo será destruido. Cuando aquel planeta que está viajando rumbo a nuestro mundo –hacia el planeta Tierra– se vaya acercando, obviamente, quemará con sus radiaciones todo aquello que tenga vida. Con su aproximación, el fuego líquido del interior de la Tierra será atraído magnéticamente y entonces brotarán por doquiera, por aquí, por allá y acullá, volcanes en erupción [observemos que actualmente han comenzado a brotar volcanes por doquiera y con una furia impresionante; esto sucede en los cuatro puntos cardinales de nuestro mundo], y habrá terremotos espantosos nunca antes vistos ni sentidos, y habrá lava y cenizas por doquiera.
Hoy, hermanos, estamos hablando como hablábamos en la Atlántida. Hoy estoy profetizando como profeticé también en el continente sumergido. Hoy estoy advirtiendo como advertí en aquella época. Solo hay una diferencia: en aquel tiempo la tierra de la Atlántida, con todo cuanto en ella había, pereció por el agua; ahora esta sucumbirá por el fuego. Así pues, mis caros hermanos, después del gran cataclismo solo habrá fuego y vapor de agua; habrá un gran caos, esta Tierra quedará deshabitada. Pero los selectos serán sacados del peligro y llevados a cierto lugar del Pacífico».
─Extracto de la conferencia contenida en el segundo tomo de El Quinto Evangelio titulada «Secuelas apocalípticas del Yo», páginas 365, 366, 367─.
Os dejo ahora unas reflexiones:
«Entiende que en el dolor se te prueba para que no te abatas, entiende que se te prueba en la prosperidad para que no te exaltes».
San Isidoro
«En este siglo no se puede admitir cosa sin prueba; aun la moneda se pesa».
Quevedo
«Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse como quienes van a pelear juntos».
José Martí
«Las gentes dichosas no conocen gran cosa de la vida, el dolor es el gran maestro de los hombres».
Anatole France
ARS MORIENDI.
─‘El arte de morir’─
.KWEN KHAN KHU