LAS SIETE PALABRAS es el título de la presente obra. Con este tratado se revelan por primera vez los procesos iniciáticos que ha de vivir el cuerpo astral o Eidolón de los verdaderos esoteristas.
Nadie antes, amigo lector, había explicado todos los pormenores relacionados con las transformaciones que sufre, en la anatomía oculta del devoto, su «cuerpo de deseos» hasta convertirse en un auténtico vehículo anímico que nos permite existir plenamente en las dimensiones superiores del espacio.
Una cosa es tener un «fantasma astral» con el que deambulamos en la quinta dimensión del hiperespacio y otra cosa muy diferente es llegar a poseer el «Astral-Cristo». Esto es posible gracias a la posesión del fuego alquímico secreto que previamente el devoto habría despertado en su anatomía secreta merced a la ayuda de Dios Madre o Devi-Kundalini, como la llaman los indostanos y brahmanes.
El V.M. Samael Aun Weor, autor de estas maravillosas páginas, desvela todo el recorrido de este fuego atómico a través de las vértebras de esa naturaleza astral, para llegar finalmente a convertirse en una energía multicolor y llena de capacidades sobrenaturales sorprendentes.
Quien posee un auténtico cuerpo astral, lo sabe, porque lo usa como quien usa sus brazos, sus manos o sus piernas, etc., etc., etc.
El pseudoesoterismo de los actuales rosacruces, masones, espiritistas, martinistas, etc., cree absurdamente que las personas nacen poseyendo ya esos vehículos atómicos, pero se equivocan rotundamente, pues, antes de que eso sea posible, el ser humano debe ser bañado por el fuego de Pentecostés, y este secreto es uno de los tesoros que la Gnosis eterna posee y entrega a sus afiliados para llegar a la Alta Iniciación…
A través de las siete palabras que el Maestro Aberamentho ─el mismo Cristo─ pronunció en la cruz, el lector entenderá por fin la Gran Obra que este gran Ser llevó a cabo ante nuestros ojos para que el que tenga entendimiento entienda.
Las Siete Palabras pasa, pues, a constituirse en la guía imprescindible para todos aquellos que, hollando la senda rocallosa, ansían integrarse, un día no muy lejano, con el Señor de Perfecciones, el Cristo íntimo o Salvator Salvandus del cual nos hablan los textos gnósticos más arcaicos…
Oremus…
Kwen Khan Khu