Queridos lectores:

Me complace enormemente haceros llegar en este mensaje una consideraciones doctrinarias relacionadas con:

LAS ESTRATEGIAS DE NUESTRO AVATARA PARA AUXILIARNOS EN EL CAMINO SECRETO

Primeramente he de recalcar a todos que, sin duda alguna, el Camino Hermético está absolutamente bien explicado en la monumental obra escrita por nuestro Patriarca y que lleva por título LAS TRES MONTAÑAS, esto ha de quedar muy claro.

Empero, ínclito lector, una cosa es el camino y sus reglas sagradas y otra cosa es la capacidad que puede tener UN AVATARA para acelerar o ralentizar el camino en el caso de querer ayudar a un fiel discípulo…

Haciendo un ejercicio de memorización, acudió a mi psiquis un diálogo que el bendito Gurú sostuvo con quien escribe estas líneas. En el mismo comenzamos a tratar los procesos que integran al sendero rocalloso y, sobre todo, la entrada en el llamado desierto de los sabios, que conlleva, como es sabido, los nueve primeros Trabajos de Hércules, el héroe solar griego.

Aquello que considero interesante para todos nosotros está en relación con el siguiente diálogo que sostuve con el excelso Bodhisattva del Logos marciano, veamos:

Discípulo.─ Maestro, esto del desierto de los sabios como parte de la travesía esotérica que hemos de transitar, a mí me parece que no es cualquier cosa, ¿cierto?

Maestro.─Hermano, en verdad he de decirte que dicho desierto es durísimo,espantoso y pocos pueden llegar a trillarlo, ¿entendido?

Discípulo.─Maestro, si ya es difícil levantar las cinco Serpientes de Fuego y las cinco Serpientes de Luz, pues ese desierto ha de implicar muchísimos sufrimientos morales, supongo, y sobre todo si en tal proceso hemos de bajar a las infradimensiones relacionadas con los planetas de nuestro sistema solar. Eso ha de conllevar muchas sorpresas y nada agradables…

Maestro.─ ¡Así es, hermano, así es!

Discípulo.─Empero, Maestro, para colmo, los tiempos del fin los tenemos encima y, francamente, ¿usted cree que dará tiempo a muchos compañeros para llegar a realizar dichos trabajos en el susodicho desierto?

Maestro.─Hermano, eso es lo que estoy tratando de arreglar y a los efectos se me ha ocurrido un plan, verás: estoy buscando la manera de acelerar dichos procesos en algunos compañeros, de tal modo que, sin tener que estar a punto de entrar en el desierto de los sabios, logren aprobar las ordalías que constituyen el mismo, aun cuando simplemente estén levantando sus Serpientes de Fuego o comenzando a levantar sus Serpientes de Luz.

Discípulo.─Maestro, ¿y eso es posible?

Maestro.─Si hago negociaciones al respecto con la Gran Ley sí sería posible. De este modo, hermanos que pudiesen aprobar esas ordalías del desierto de los sabios sin estar en el mismo, cuando llegasen más adelante a dicho desierto ya tendrían aprobados muchos de los procesos de esa parte ardua del Camino Secreto, ¿entiendes?

Discípulo.─Entiendo, Maestro, ¡UUUUFFFF!, eso sería formidable pero sin duda también terrible, pues los sufrimientos del desierto de los sabios son, según usted mismo los define, indecibles

Maestro.─Así es, hermano, así es, pero sería de una gran ayuda, ¿no crees?

Discípulo.─No cabe duda, Maestro, no cabe la menor duda. El asunto aquí sería ser capaz de aguantar semejantes dolores…

Maestro.─Ciertamente, ciertamente…

Después de terminar aquel diálogo que acabo de transcribir he de deciros que me quedé muy pensativo y entré en profundas reflexiones. Y me dije para mis adentros: «¿Hasta dónde es capaz de llegar nuestro Avatara en su afán de querer auxiliarnos, Dios mío?».

Ya desencarnado nuestro Maestro y guía, después de algunos años, justamente tuve un diálogo con un compañero instructor quien tengo en gran estima. Como parte de ese diálogo, aquel amigo llegó a comentarme una experiencia onírica en la cual me explicaba lo siguiente, me decía:

─Mira qué cosa más rara me ha acontecido hace poco… Resulta que me he visto que entraba en un desierto ENORME. Aquello se extendía más allá de donde alcanzaba mi vista. Todo era arena y viento que soplaba y me sentía espantosamente solo, muy solo, horriblemente solo…

Continuaba aquel chico diciéndome:

─No creo que se trate del famoso desierto de los sabios del que habla el Maestro Samael, entonces ¿tú qué crees que significa esa experiencia?

Mi respuesta para aquel compañero fue la siguiente:

─¿Sabes una cosa? Hace ya bastante tiempo tuve un diálogo con el Maestro Samael en el cual el Avatara me expresaba que iba a intentar negociar con la Gran Ley superior el adelantamiento de procesos relacionados con el desierto de los sabios en aquellos discípulos que él considerase que están preparados para soportar aquellas ordalías, ¿me comprendes?

Aquel amigo me respondió:

Sí, sí, te comprendo… Pero eso es terrible y si ese es mi caso pues ojalá el Padre me quiera ayudar, porque ahora mismo no podría asegurarte que lo soportaría…

Aquella experiencia que había tenido internamente aquel compañero me vino a confirmar la palabra de nuestro Avatara cuando, años atrás, en aquel enigmático diálogo, él me había confesado el propósito de acelerar procesos iniciáticos en algunos compañeros y compañeras que él considerase que podrían soportar los mismos.

Han pasado los años y aún resuenan en mis oídos aquellas sabias palabras de nuestro Avatara, V.M. Samael Aun Weor, referidas al respecto de aquella estrategia que él quería utilizar con el propósito de echarnos un empujoncito a todos nosotros, si en verdad anhelamos con todas las fuerzas de nuestra alma libertarnos de la Rueda del Samsara…

Meditemos, estimado lector, en estas cosas, pues son las que realmente pueden ayudarnos a rescatar nuestra alma e integrarnos con nuestro Espíritu divino.

Dejo ahora, para todos vosotros, algunas frases relacionadas con estos misterios:

«La gloria de Dios consiste en ocultar sus secretos y la del hombre en descubrirlos».
Salomón

«El pensar es un misterio, el hablar es un misterio, el hombre un abismo».
Balmes

«El misterio nos asedia y justamente lo que vemos y hacemos todos los días es lo que oculta la mayor parte de misterios».
Amiel

«El entusiasmo es la sal del Alma».
San Agustín

«Si nunca has tenido un gran éxito, no sabes lo que vales: el éxito es la piedra de toque de los caracteres».
Amado Nervo

Oremus…..
KWEN KHAN KHU

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