Muy amados amigos/as:

Continuando con nuestros anhelos de haceros llegar explicaciones esotéricas extraordinarias sobre las pinturas del gran Maestro Leonardo da Vinci, me complace ahora entregaros informaciones sobre esta otra que los estudiosos han querido llamar…

La Virgen de las rocas

La Virgen de las rocas es un nombre usado para denominar dos cuadros de Leonardo da Vinci pintados con idéntica técnica pictórica de óleo sobre tabla.

Unos datos interesantes:

«Esta obra maestra forma parte de las principales pinturas presentes en el Louvre. Elaborada por Leonardo da Vinci y los hermanos de Predis, Evangelista y Ambrogio, fue encargada en 1483 por la Cofradía Franciscana de la Inmaculada Concepción para decorar una capilla en la iglesia de San Francesco el Grande en Milán. Este óleo sobre tabla estaba destinado a ocupar el lugar central de un tríptico ─los otros dos artistas pintaron los laterales del tríptico, el autor de la pieza central es Leonardo─.

Los historiadores dicen que La Virgen de las rocas hace referencia a una leyenda que recrea el encuentro entre San Juan Bautista y Jesús durante su exilio en Egipto. Como San Juan Bautista era huérfano, Dios le asignó al arcángel Uriel como protector. Su encuentro tuvo lugar en una cueva, momento en el cual el arcángel Uriel pidió a María que acogiera a San Juan Bautista bajo su protección. San Juan Bautista destaca en la tabla, señalado por el arcángel Uriel y ubicado justo al lado de María

Existe otra versión de la tabla, realizada 20 años después, expuesta en la National Gallery de Londres. Esta segunda pintura, hallada en dicha capilla de la Cofradía, confirma que la primera tabla no fue aceptada y se dice que nunca fue expuesta. En esta segunda versión se destaca la identidad de los dos niños: se añade un aura sobre la cabeza de Jesús y una cruz entre las manos de San Juan Bautista. También desaparece la mano del arcángel que apuntaba a San Juan Bautista».

Ahora bien, ambas pinturas representan cosas trascendentales a nivel místico y alquímico. Hay que empezar por decir que en ambas obras Leonardo quiso destacar que el misterio de la encarnación del niño Cristo se gesta en las entrañas de la roca de la suprasexualidad…, todo lo cual lo hemos venido a comprender gracias a las enseñanzas samaelianas, o enseñanzas gnósticas del Avatara de Acuario.

En ambas pinturas destacan estas cavernas rocosas, como alusión al misterio que encierra la sexualidad sagrada, que siempre fue simbolizada por la piedra. Recordemos aquellas palabras del Evangelio cristiano:

«Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca [el sexo]. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca [léase: el sexo].

Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó y su ruina fue grande».

Interesante resulta ver en ambos óleos la representación de la bendita Ram-IO, o María, Marah o como la queramos llamar, viva alusión a nuestra sacratísima Madre Kundalini, quien es en realidad la que guía todos los procesos del Adepto hasta llegar a la Maestría.

La vestimenta de Ella en el primer lienzo es de color negro. Esta es una alusión a la inmensa necesidad de MORIR psicológicamente para que podamos llegar al milagro de la encarnación del Cristo íntimo. Este Cristo aparece en ambas pinturas acompañado de Juan el Bautista ─otro Cristo─, quien carga consigo una pequeña cruz.

En el primer óleo, el ángel Uriel ─el Logos del Amor─ señala a Juan el Bautista y, por otra parte, Juan el Bautista reconoce en el otro niño al futuro Kabir de Galilea, razón por la cual está como haciéndole un ruego y venerándolo, pues sabía que él sería el precursor de Jesús, pero luego el Nazareno culminaría la obra que debería conocer la humanidad.

Es bueno ver que si Juan el Bautista carga la cruz, el infante Jesús lleva en su cabeza una aureola que lo califica como Mesías.

En el pecho de Dios Madre, en el segundo lienzo, parece dibujarse la estrella de David, símbolo de la unión de las dos naturalezas: la divina y la humana. Pero, asimismo, no podemos olvidar que ella pertenecía, al igual que José, su esposo, al linaje del rey David.

Ya en el segundo óleo el arcángel Uriel no señala a Juan el Bautista y la bendita Diosa Madre del mundo está como queriendo arropar al segundo, pues recordemos que la tradición comenta que, habiendo quedado Juan el Bautista huérfano, María optó por adoptarlo. Eso demuestra el INMENSO AMOR que Devi-Kundalini profesa a todos los Adeptos de todas las categorías. Tanto en la primera pintura como en la segunda Ella, la Virgen sacratísima, lleva un manto que por el lado interior es de color oro, pues es Ella quien purifica a los Iniciados y les fabrica los cuerpos de oro o cuerpos solares, llamados To Soma Heliakón en los misterios gnósticos griegos.

También es bueno señalar que, en la segunda representación de esta obra pictórica, una de las piedras que vemos detrás de la Divina Madre sobresale asumiendo la forma fálica, como para dar a entender que solamente la transmutación alquímica permite estas mutaciones divinales o milagros de trascendencia celeste.

Acotemos finalmente que, en el segundo lienzo, la túnica sagrada de Stella Maris es de un color azulado, en clara alusión a que Ella es la Reina de los Cielos o supradimensiones del espacio.

Quiero acotar en esta investigación el hecho de que el infante Jesús, en ambas representaciones, saluda a Juan el Bautista con los dedos pulgar, índice y medio de su mano derecha, queriendo indicar al espectador que el Cristo es la hermosa representación de las tres fuerzas primarias de la creación: la fuerza del Padre, la fuerza del Hijo y la fuerza del Espíritu Santo.

Igualmente importante viene a ser el hecho de resaltar que, en la segunda obra pictórica, Leonardo quiso señalar que toda la obra interior puede ser realizada solamente con el auxilio de las aguas genesíacas o aguas primordiales que jamás debemos perder, de ninguna manera. Estas aguas están mostradas en el fondo del lienzo como recuadro fundamental de esta magnífica obra.

Por otra parte, considero que, siendo la Alquimia un tema tan trascendental y exhaustivamente tratado por los grandes Maestros del Ars Magna, las palabras de un Adepto como Fulcanelli resultan apropiadas a la temática sobre la Virgen de la Roca o Virgen de la Piedra, veamos:

En el Entretien d´Eudoxe et de Pyrophile, que sirve de comentario a este tratado, Limojon de Saint-Didier escribe a propósito este pasaje: la mujer apropiada a la piedra y que debe unírsele es esa fuente de agua viva, cuya fuente, toda celeste, que tiene particularmente su centro en el Sol y en la Luna, produce ese claro y precioso arroyo de los sabios que discurre hasta el mar de los filósofos, el cual rodea todo el mundo. No deja de tener fundamento que esta divina fuente sea llamada por este autor la mujer de la piedra. Algunos la han representado bajo la forma de una ninfa celeste, y otros le han dado el nombre de la casta Diana, cuya pureza y virginidad no está en absoluto mancillada por el vínculo espiritual que la une a la piedra. En una palabra, esta conjunción magnética constituye el matrimonio mágico del cielo con la Tierra del que algunos filósofos han hablado de tal manera que la fuente segunda de la tintura física, que opera tan grandes maravillas, nace de esta unión tan misteriosa.

Extracto de Las Moradas Filosofales, del V.M. Fulcanelli.

Llegados aquí, me permito añadiros unas frases inherentes a estos sagrados misterios:

«Saber y saberlo demostrar es saber dos veces».
Gracián

«El primer paso hacia la sabiduría es libertarse de la necedad».
Horacio

«La ventaja del saber estriba en poder escoger la línea de la mayor ventaja en vez de seguir la dirección del menor esfuerzo».
Bernard Shaw

«No basta adquirir la ciencia, es necesario también usarla».
Cicerón

«El saber es la parte más considerable de la felicidad».
Sófocles

FIAT JUSTITIA AUT PEREAT MUNDUS.
─‘Hágase justicia o perezca el mundo’─.
KWEN KHAN KHU

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