Muy queridos amigos y amigas:
Me complace enormemente haceros llegar este otro grabado del artista Hieronymus Wierix que forma parte de los otros tres que conforman «Las cuatro edades del hombre». En esta ocasión nos referiremos a…
…LA VEJEZ – NOCHE
Ciertamente, compañeros/as, nuestra vida es comparable a las horas del día: cuando amanece podríamos decir que estamos en nuestra infancia, cuando estamos en el mediodía ─cenit─ podríamos afirmar que hemos llegado a la juventud, cuando comienza la tarde podemos comparar ese fenómeno con la edad adulta, nuestra madurez, y al llegar la noche pues entramos en nuestra vejez.
Acerca de eso trata nuestro artista en este hermoso grabado en el que destaca el carro de nuestra vida comenzando a desgarrarse o destruirse. Es posible que en la parte trasera del mismo podamos contemplar una anciana que con unas tijeras va a cortar un hilo que se conecta con otra mujer que trabaja con una tercera. En el fondo esto explica que, cuando nuestros valores Bobbin Kandelnosts se han agotado, los Ángeles de la Muerte cortan el cordón de plata que une nuestro cuerpo físico con el cuerpo astral. Esa anciana, junto a las otras dos, son las misma parcas ─por ello está escrita esta palabra en plural: Parcae─ de los clásicos, que marcan el final de nuestra existencia. Interesante resulta aquí esa otra mujer ─otra parca─ que está haciendo de hilandera, pues es de todos sabido, esotéricamente hablando, que la muerte y la vida están conectadas: morimos para volver a nacer y nacemos para luego morir.
Un ángel toca una trompeta en el fondo del carro para anunciar que un ciclo ha terminado. Sobre el mismo aparece la palabra Fama para indicarnos que todo ha terminado, mientras que un búho lo contempla. El búho, en ocultismo, siempre está presente tanto para señalarnos la recordación de sí mismos como también el final de nuestra travesía por ser una ave nocturna.
Hay dos personajes vestidos como monjes que llevan la cara cubierta con una capucha para ocultar sus rostros, uno a la derecha del carro y otro a la izquierda. Cada uno de ellos lleva, a manera de pancarta, un emblema o dibujo que simboliza el plano de la vida de cada ser humano.
Cabe destacar que se observan seis llamas en la imagen: dos que son portadas por los monjes a los lados del carruaje, dos a los lados del féretro y otras dos detrás del mismo sobre el carruaje. Este es el misterio del Arcano 6 del tarot. En tal caso se nos advierte de que la muerte aparece cuando menos la esperamos.
Sobre uno de los bueyes vemos a Saturno con su hoz. Recordemos que Saturno simboliza al tiempo, y tal es la razón por la que apreciamos sobre su cabeza la palabra latina Tempvs.Muy ilustrativo resulta ver que, sobre la cabeza de uno de los bueyes que tiran del carro, se puede apreciar un reloj de arena. Este reloj marca el comienzo y el final de todo. Todo tiene su tiempo. Recordemos la frase latina Tempvs irreparabilis fugit, ‘el tiempo pasa irremediablemente’.
Os acoto finalmente la frase latina que está escrita en la parte baja del grabado:
«Noctis ut in medio curas et corpora soluit, prostratis terrae membris vis languida somni: Sic mor cuncta vorat, relegunt exordia lapsu. Sic Parcae, sic tempus edax, sic cana vetustas».
Traducción: ‘Como en medio de la noche la fuerza lánguida del sueño disuelve las preocupaciones y los cuerpos con los miembros postrados al suelo, así la muerte devora todas cosas, así las parcas, así el tiempo voraz, así la canosa vejez rechaza los exordios’.
Al lado de Saturno, sobre el otro buey, podemos percibir una figura esquelética. Esta figura nos remarca que todo se reduce a nada. Sobre esta figura esquelética aparece una palabra en latín que nos dice: Fatum,que ha de interpretarse como ‘el destino’.Sin duda, cada uno de nos tiene su destino señalado por los Señores de la Gran Ley, y tarde o temprano dicho destino nos alcanza con sus dardos o flechas simbólicas.
Así avanza el carro de la muerte física, caros lectores. No respeta a nadie ni a nada, y por ello vemos gentes aplastadas por el carro, o cadáveres yacentes de gentes que han muerto ─hombres, mujeres, etc., etc., etc.─. Inclusive animales como el caballo que aparece muerto cerca de los cadáveres.
En la parte delantera marcha un anciano. Tal anciano representa a un Maestro de Sabiduría que va mostrando la cruda realidad de los hechos y que todo se reduce a vanidades: Vanitas vanitatum et omnia vanitas, ‘vanidad de vanidades, todo es vanidad’.
Os acoto finalmente unas frases para vuestra reflexión:
«Hay muertos que van subiendo cuanto más su ataúd baja».
Manuel del Cabral
«Una honrosa muerte redime una vida torpe».
Tácito
«La muerte es la rasera que a todos nos hace iguales».
Pedro de Guzmán
«Solo la muerte confiesa cuán débil es el cuerpo del hombre».
Juvenal
«¿Cómo puede morirse de repente quien desde que nace ve que va corriendo por la vida y lleva consigo la muerte?».
Antonio Machado
MORS CERTA, HORA INCERTA.
─‘La muerte es cierta, pero la hora es incierta’─.
KWEN KHAN KHU