La Doctrina Secreta de Anáhuac
La Doctrina Secreta de Anáhuac

Como un rayo de luz en medio de las pavorosas tinieblas, será para el lector esta obra cuando, al hojear sus páginas, se encuentre con las extraordinarias narraciones desarrolladas por el autor en este maravilloso tratado que lleva por título: La Doctrina Secreta de Anáhuac.

Poco se sabe realmente acerca de los fundamentos teológicos que sustentaron a los primeros pobladores del valle de México, y que lograron crear la gran civilización que hoy llamamos, antropológicamente, Anáhuac.

Los «nahuas» o «nahoas», también citados como «mexicas», realmente fueron un pueblo muy avanzado en su época, e ignorado todavía hoy por el oficialismo antropológico de nuestros días. Se les tiene por incultos, salvajes, supersticiosos, sangrientos, idólatras y un sinfín de calificativos que sería muy largo enumerar.

Bien dicho está cuando se afirma: «La ignorancia es atrevida», y desgraciadamente los dogmas y parámetros con los que se ha venido juzgando a las culturas precolombinas centroamericanas han creado en el mundo científico, filosófico, teológico, artístico, etc., etc., etc., una lamentable imagen muy alejada de la realidad intrínseca que arropó a estas poblaciones.

Poco sabe el vulgo occidental sobre las masacres cometidas por los llamados «colonizadores de América» que, en nombre de la cruz y de la espada europea sembraron un caos cuyas repercusiones aún hoy subsisten como testimonio histórico de aquella horrible conquista.

Los Aztecas no solo eran agricultores y comerciantes con un alto sentido de la ética, también eran médicos, guerreros, astrónomos, arquitectos, legisladores y gentes con un altísimo folclore artístico que les permitía recordar a sus ancestros y a sus divinidades mediante sus cantos, poesías, danzas, vestuarios, etc., etc., etc.

Afortunadamente no todo el mundo ha comulgado con la falsa idea que se ha hecho circular acerca de este conglomerado humano, utilizando las aulas educativas para cometer semejante crimen cultural. Y esa es la trascendencia del estudio maravillosamente realizado por el Dr. Samael Aun Weor, quien en esta Doctrina Secreta de Anáhuac nos desvela, por vez primera, el auténtico rostro de los llamados Pueblos del Sol.

Esta obra constituye un hito en la historia de Hispanoamérica, porque nos muestra todo aquello que mezquinamente fue ocultado por los «ignorantes ilustrados» cuando se quiso hablar acerca del acervo cultural de la civilización de Tenochtitlán.

Tan solo vamos a señalar, para finalizar este comentario, dos citas extraordinarias que a nuestro juicio resultan muy interesantes desde el punto de vista humanístico e histórico, veamos:

«Era como los hechizos en el libro de Amadis […] y algunos de nuestros soldados preguntaron si lo que estábamos viendo no era un sueño».

Crónicas de Hernán Cortés, al llegar en 1519 y desembarcar en las costas de México.


«Cuando vimos tantas ciudades construidas tanto sobre el agua como sobre la tierra, y sus calzadas derechas y elevadas, no pudimos cohibir nuestra admiración».

Bernal Díaz del Castillo, soldado español –1519–.

Kwen Khan Khu

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