Emergiendo de entre la marea del más preciso ocultismo, llega a nosotros este tratado que lleva por título JOYAS ALQUÍMICAS. La Alquimia, esa ciencia milenaria que aún no ha podido ser comprendida por los químicos contemporáneos, vuelve al escenario de la vida pública a través de las páginas de este tratado en el que el autor nos desvela, una vez más, la verdadera profundidad y significación de todos aquellos símbolos que en su silencio guardaron y guardan, para los entendidos en el tema, enormes tesoros de luz reveladores de las claves que llevan al hombre a su más alto nivel espiritual y material.
Sin un ápice de dudas, podríamos decir enfáticamente que la Alquimia, desvelada gracias a la Gnosis, tiene en esta obra uno de sus peldaños, a través del cual el buscador de la gema preciosa –la Piedra Filosofal– toma contacto real con eso que en filosofía esotérica llamaríamos el SER.
El autor, discípulo del padre de la Gnosis contemporánea –V.M. Samael Aun Weor–, ha sabido extraer del laberinto de la simbología aquellos arquetipos que sintetizan el trabajo relacionado con el Magnum Opus, o la Gran Obra interior.
Todo aspirante sincero a la iluminación puede, mediante el arte alquímico aquí señalado, hallar los caminos de regreso hacia su verdadera morada filosofal, como bien lo señaló en su tiempo el insigne Fulcanelli. De allí que digamos, una vez más, que en estas páginas se han condensado postulados eternos de la verdadera sabiduría que pertenece al corazón y no a la doctrina del ojo.
He aquí un esfuerzo realizado para que todos podamos comer del pan suprasubstancial que acaba con nuestro vacío interior. Recitemos con la Kábala, a propósito de este esfuerzo, el siguiente axioma: «¡MUELA MI MOLINO HARINA PARA MÍ Y HARINA PARA EL VECINO!»…