Habla el Mutus Liber
Habla el Mutus Liber

La Alquimia, esa ciencia milenaria que prometía a sus adeptos la transformación del plomo –de la personalidad– en el Oro –del Espíritu–, recobra nuevamente importancia con la develación que nos hace el autor sobre la obra titulada MUTUS LIBER.

Esta obra, publicada a fines de la Edad Media, fue ciertamente muy investigada por los amantes del llamado ARTE HERMÉTICO, empero muy pocos llegaron a los trasfondos de sus postulados.

Habla el Mutus Liber, permite ahora a los sinceros devotos del Arte Transmutatorio llegar a comprender la honda relación entre esa ciencia hermética y la humana persona. La famosa Gran Obra no es otra cosa que la transformación radical del simple Homo sapiens sapiens en un auténtico mutante, capaz de ejercer su rol de rey y señor de la naturaleza.

Personajes como Fulcanelli, Arnau de Vilanova, Hermes Trismegisto, Raimundo Lulio, Paracelso, entre otros, llegaron a cristalizar en sí mismos eso que los adeptos alquimistas llamaron: la Piedra Filosofal.

Es en el hombre –y obviamente en la mujer– donde se hallan los gérmenes que, debidamente desarrollados, originan una naturaleza superior, trascendental y extraordinaria, capaz de dotar al ente humano de las más elevadas facultades de las cuales estuvieron dotados en la aurora de la creación.

El lector, al leer este tratado, volverá a encontrar la raíz secreta de la existencia y la conexión de dicha raíz con el supremo «Hacedor del universo». Por ello, siempre se enfatizó en los augustos Templos de Misterios la siguiente frase: Homo Nosce Te Ipsvm –‘Hombre, conócete a ti mismo’–.

Y según cuentan las tradiciones más ancestrales, dicha frase continuaba diciéndonos:

‘Y conocerás el universo y a los Dioses que lo habitan’–.

Develar un tratado hermético es siempre un reto para todo aquel que lo intente, sobre todo cuando se trata de una obra realizada, concienzudamente, mediante imágenes que solo pueden ser entendidas por aquellos conocedores del Arte Transmutatorio.

Mutus Liber aparece por vez primera sin el velo del misterio gracias a la pluma del autor, el V.M. Kwen Khan Khu, quien valiéndose de la Gnosis –conocimiento revelador–, avanza paso a paso, en estas doradas páginas, mostrándonos los pormenores de los ingentes trabajos que debemos realizar aquellos que anhelamos convertirnos en Hombres y Mujeres Solares, en la mejor acepción del término.

Para muchos, la Alquimia sigue siendo una quimera que tan solo fue la madre de lo que más tarde se llamó espagiria, y que ciertamente terminó convirtiéndose en la farmacología de nuestros días. Empero, necesario es recalcar que aquellos espagiristas, aunque aportaron a la humanidad
variados remedios caseros, perfumes, jabones perfumados, etc., etc., no fueron más que alquimistas fracasados.

Para saber es necesario investigar, para investigar es indispensable ser perseverantes, para ser perseverantes necesitamos ser pacientes y son esas cualidades las que llevaron a tan solo UNOS POCOS al real descubrimiento de todo aquello que entrañaba el llamado Mercurio de los Sabios, materia primordial y necesaria para la fabricación de la Piedra que tiene el signo del sol o Piedra Filosofal.

En la tarea de la eliminación del mercurio seco y del azufre arsenicado –hablando en términos alquímicos–, es necesaria una guía, un tutor, un gurú, y, en este caso, el lector que se anime a subir los peldaños que llevan al triunfo hermético, ha de saber que mediante la Gnosis es posible hallarlo para entonces recibir sus sagradas enseñanzas.

No existe, amigo lector, mayor grandeza para el hombre sobre la Tierra que llegar a la encarnación de su Real Ser interior, y ello solo es posible llevando a cabo en nuestro universo interior un cambio radical. Este cambio intrínseco es lo que en Alquimia es llamado, con suma razón: COAGULATIO o coagulación de lo divino en lo humano.

La fusión de la naturaleza divina con la naturaleza humana y la divinización de lo humano para convertirlo en eterno, es la razón de ser de todos los tratados que sobre Alquimia se han escrito a través de los tiempos…

IN TE OMNIS DOMUS INCLINATA RECVMBIT.
–Toda la casa vacilante se encomienda a ti–.

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