Gnosticismo del siglo XXI
Gnosticismo del siglo XXI

Presentamos la nueva obra del V.M. Kwen Khan Khu, Gnosticismo del siglo XXI, que recoge distintos textos cargados de su sabiduría expresada en poemas, reflexiones, conferencias y frases.

Se trata de una joya literaria de valor incalculable, pues contiene la belleza de sus versos cargados de valores trascendentales para acercarnos a las fuerzas de lo Eterno y, asimismo, está lleno de muy profundas aclaraciones y consejos prácticos para ayudarnos a vivenciar los misterios del Ser.

Es un nuevo regalo de la divinidad que nos llega de la pluma de este maravilloso autor que, una y otra vez, nos sorprende con su lenguaje cercano pero tremendamente profundo desde el punto de vista ético y filosófico. Una lectura imprescindible para degustar poco a poco e impregnarnos de su luminosidad y de su energía.

La Gnosis, esa corriente místico-filosófica, hace una vez más gala de su capacidad de desentrañar los misterios del universo y del hombre. Ciertamente, la interpretación del vocablo gnosis bien traduce eso que llamamos «conocimiento»; empero, nuestro lector ha de saber que tal conocimiento es ese que va más allá de lo subjetivamente establecido por los cánones oficiales. Se trata de un «saber» que busca alcanzar el fondo de los fenómenos físicos e inclusive metafísicos. Por ello se ha dicho de esta ciencia que es la única dotada de posibilidades que permiten conocer en profundidad los misterios de la vida y de la muerte.

Durante siglos la Gnosis fue el apoyo cierto que permitió a muchas doctrinas convertirse en las religiones de nuestros días; empero, ingratamente, los líderes de dichos credos, una vez obtenido el rebaño de ovejas que ansiaban, llenos de soberbia y egocentrismo decidieron comenzar a ignorarla y por eso se fueron enflaqueciendo en sus argumentaciones e interpretaciones de lo sagrado hasta llegar, en nuestros días, a quedar desprovistas de lo esencial.

Es la Gnosis un sistema que participa de lo filosófico, artístico, científico y a la vez místico. Por ello la historia ha sabido que personajes como Isaac Newton, Emmanuel Kant, Tomás de Kempis o San Agustín, entre otros, bebieron de la portentosa fuente del Gnosticismo. Y es que el estudiante de la Gnosis logra con estos estudios, finalmente, resolver las eternas incógnitas que atormentan las mentes humanas, a saber: ¿por qué existe la vida?, ¿por qué existe la muerte?, ¿existe un Dios?, ¿cuál es el destino del hombre sobre la tierra?, etc., etc., etc.

Digamos para finalizar, parafraseando a Confucio: «No es la Verdad la que engrandece al hombre, sino el hombre quien engrandece a la Verdad», pues si la gloria de Dios está en las cosas ocultas, la del hombre en descubrirlas…..

Oremus.

«La idea de que la mente humana vive en un mundo de ilusión creado por ella misma del que solo puede rescatarla la iluminación que brota de algún tipo de Gnosis, encuentra ideas análogas en dos de las grandes religiones orientales: el Hinduismo y el Budismo. Los Upanishads dicen que el mundo es maya o ilusión de Dios, mediante la cual se engaña a sí mismo. Esto, ciertamente, pudo haber sido escrito por Valentín o por otro gnóstico. Según las enseñanzas de Buddha, el mundo de la realidad aparente consiste en ignorancia, inestabilidad y falta de una identidad auténtica.
La premisa de Valentín es que tanto el mundo como la humanidad están enfermos. Su enfermedad tiene una raíz común: la ignorancia.

Es decir, que ignoramos los valores auténticos de la vida y ponemos en su lugar valores que no son auténticos. Creemos que necesitamos objetos físicos –como dinero, símbolos de poder y prestigio, placeres físicos– para ser felices o sentirnos plenos. De manera similar nos enamoramos de las ideas y abstracciones de nuestra mente. Los gnósticos llamaron a la enfermedad del materialismo “Hilecticismo” –culto a la materia–, y a la enfermedad del intelectualismo abstracto y moralizante se la conoció como “Psiquismo” –culto a la mente y al alma emocional–.

El verdadero papel de quienes ayudan a otros a alcanzar la plenitud en este mundo, entre quienes Jesús ocupa el lugar de honor, es exorcizar estas enfermedades trayendo el conocimiento del Pneuma o el Espíritu al alma y a la mente».

–Stephan Hoëller, Gnosticismo–
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