Muy queridos lectores/as:
Con inmensa alegría me acerco de nuevo a vosotros y en esta oportunidad para hablaros del precursor del V.M. Aberamentho ─Jesús de Nazaret─. Me refiero a:
EL MISTERIO GNÓSTICO QUE RODEA A JUAN EL BAUTISTA
Todos sabemos que Juan el Bautista fue capaz de congregar multitudes a su alrededor explicándoles los misterios de la autosalvación eterna. Por ello él entregaba el Arcano A.Z.F. y eso se simbolizaba llevando al neófito hasta un río en el cual se introducía de cuerpo entero, para indicar con esto que la persona se dedicaría a partir de aquel momento a limpiar el karma que había acumulado a causa de sus fornicaciones.
Interesantes siempre resultaron las palabras de Juan el Bautista cuando exclamó: «¡Yo os bautizo con agua, pero detrás de mí vendrá otro que os bautizará con fuego, con Espíritu!», en clara referencia al Gran Kabir de Galilea: Jeshuá.
Resulta importante hacer saber a nuestros compañeros y compañeras que Juan el Bautista era otro individuo sagrado que alcanzó a encarnar a su Cristo íntimo. Juan era conocido por sus terribles disertaciones sobre la necesidad del arrepentimiento para poder regresar a los cielos ─de Conciencia─.
Este óleo del gran Maestro Leonardo da Vinci lleva por título San Juan el Bautista.
Os adjunto dos imágenes de la misma obra pictórica: una en la que se ve a Juan el Bautista envuelto en sombras u oscuridad y otra en la que se han conseguido resaltar los contrastes para poder apreciar los detalles de la obra.
Observando el rostro de Juan el Bautista podemos hallar en el mismo una sonrisa enigmática que algunos estudiosos asemejan a la sonrisa de la Gioconda o Mona Lisa ─representación esta última de la Madre Divina del propio Leonardo─.
Juan el Bautista nos es mostrado semidesnudo, cubierto siempre con una piel de carnero o de leopardo. Interesante resulta ver el brazo derecho apuntando hacia los cielos con el dedo índice, mientras que con el brazo izquierdo acerca su mano hacia el corazón. Esta postura no persigue otro fin que decirnos: ¡Al Padre que está en secreto solo podemos llegar mediante los fuegos del corazón, es decir, haciendo méritos en el corazón!
La larga cabellera que ostenta Juan el Bautista hace alusión a la poderosa fuerza sexual que él poseía, ligada obviamente a su castidad. Recordemos a Sansón y la extraordinaria fuerza física que poseía. Nadie sabía de dónde procedía dicha fuerza hasta que el propio Sansón comentó a Dalila el secreto del origen de su fuerza. Todo residía en sus cabellos. Gnósticamente sabemos que dichos cabellos eran una referencia a su vellos púbicos, es decir, a su potencia sexual. Por ello se dice que mientras dormía ─es decir: en instantes en que se olvidó de sí mismo─, cayó sexualmente y quedó ciego anímicamente y sin las fuerzas del Padre…
Existen muchos comentarios acerca del rostro y la expresión que Juan el Bautista posee en esta representación artística, en clara contradicción con el intransigente y austero predicador que señalan las escrituras bíblicas.
También resulta interesante recalcar que Leonardo da Vinci hizo un verdadero juego de luces al realizar esta obra, como queriéndonos decir: ¡Lux in tenebris lucet!, ‘la luz brilla en las tinieblas’. El evangelio de Juan el Bautista está íntimamente ligado a la muerte del Yo, del Ego pluralizado. Tal fue la razón de que terminase siendo decapitado como colofón a sus procesos de liberación…
Nuestro Patriarca, el V.M. Samael Aun Weor, nos dice al respecto de este gran Iniciado lo siguiente:
«Herodes temió a la multitud porque consideraba a Juan como un Profeta. En el capítulo XI del Evangelio de Mateo se habla de Juan el Bautista como de un verdadero Jina, un Hombre Celeste, un Semidiós, superior a los Profetas, pues que Jesús mismo dice de él:
“Ciertamente os digo que él es mucho más que un profeta, pues que de él es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi ángel ante tu faz, para que vaya delante de ti aparejándote y desbrozándote el camino. Entre los hombres nacidos de mujer, no se levantó otro mayor que él, aunque él es menor que el que menor sea en el Reino de los Cielos, y si le queréis, pues, recibir, sabed que él es aquel Elías que se nos dice ha de venir… El que tenga oídos para oír que oiga”.
Estas palabras del Gran Kabir Jesús enlazan a los dos grandes personajes hebreos en uno solo. Juan el Bautista decapitado por la lujuriosa Salomé, fue en verdad la vivísima reencarnación de Elías, el Profeta del Altísimo. Todos los sabios del pasado engendraron sus hijos por obra y gracia del Espíritu Santo. Zacarías se sorprendió cuando el ángel le anunció el nacimiento de Juan el Bautista.
Juan también fue engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo, y fue un ángel quien anunció a Zacarías que su mujer, ya anciana, concebiría un hijo. Todo Avatara tiene un precursor. Jesús tuvo su precursor y este fue Juan el Bautista. Juan el Bautista, indudablemente, vive en el mundo vital, es decir, en el Edén, en el Paraíso. Juan el Bautista es un verdadero iluminado, un Christus, alguien que ya encarnó en sí mismo el verbo, la palabra, el Cristo íntimo».
Terribles palabras, amados lectores, que nos mueven a reflexiones profundas sobre los misterios que encierra el Camino Secreto que hoy nos ha sido develado por la Gnosis.
Os anexo ahora unas frases para ser reflexionadas:
«Siempre hay una providencia que nos inspira para aliviar las más apremiantes necesidades de nuestros semejantes».
Goethe
«La providencia gusta de ser tentada. Este es el secreto del hombre que triunfa».
Bernard Shaw
«Solo debes tener afición a lo que te acontezca y venga destinado de la providencia; pues ¿qué te podrá ser más oportuno?».
Marco Aurelio
«Cede a la providencia».
Virgilio
«Lo que el cielo tiene ordenado que suceda no hay diligencia ni sabiduría humana que lo pueda prevenir».
Cervantes
VERUM GAUDIUM RES SEVERA EST.
─‘La verdadera alegría es cosa seria’─.
KWEN KHAN KHU