La meditación, dice un proverbio oriental, es el pan diario de los sabios.
¿De dónde arranca esta afirmación? Respuesta: solamente aquellos seres que se han tomado en serio aquella afirmación griega: NOSCE TE IPSUM, ‘hombre, conócete a ti mismo’, y han tomado la decisión firme de indagar en sus propias entrañas quiénes somos, por qué existimos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, han alcanzado a descifrar la salida al laberinto de eso que llamamos «existencia».
El camino que conduce a esa liberación, amigo lector, pasa, indiscutiblemente, por la ciencia de la Meditación. Podríamos decir que la Meditación es la ciencia de la Conciencia, pues solamente a través de ella el ser humano descubre su «caos atroz» que lleva psíquicamente y anímicamente. Mientras la porción de Alma de las personas viva atrapada en ese «caos», resultará más que imposible alcanzar la tan ansiada «plenitud» a la que aspiran todas las formas religiosas, teológicas, filosóficas y místicas. Cuando un devoto del camino secreto toma por disciplina diaria el ejercicio de la Meditación, entonces podemos llegar a pensar que esa persona un día logrará descifrar el misterio de su propio Ser.
La Gnosis ha afirmado: «El Ser es el Ser y la razón de ser del Ser hay que buscarla en el mismo Ser»… El Ser, amigo lector, solo se muestra, solo se revela a aquellos que, buceando en sus profundidades anímicas de manera perseverante, un día cualquiera lo encuentran para encarnarlo más tarde…
Este es el objetivo de esta obra, caro lector, enseñarte paso a paso la técnica de la Meditación para, de este modo, SER LIBRES REALMENTE.
Kwen Khan Khu
«A menudo se ha considerado que los gnósticos y los budistas son pesimistas y que odian al mundo, pues están dispuestos a ver el rostro oscuro del mundo directamente a los ojos. Sin embargo, estas dos tradiciones afirman que existe un camino para salir del sufrimiento y de la ignorancia, y que este camino implica un cambio que es esencial y que salva. Mientras una persona no eleve su nivel de consciencia por encima del mundo físico hasta realidades espirituales superiores, la esclavitud del alma en las tinieblas continuará, ya sea que estas tinieblas se encuentren en el mundo físico externo o en el mundo de la mente»…
Stephan Hoëller