Hombre
Hombre, las leyes y el Absoluto, el

Con el nombre de Rueda del Samsara se designa, en el mundo del Hinduismo y del Budismo, al designio que mantiene atadas las almas a los incesantes sufrimientos de toda índole, a través de sucesivas reencarnaciones.

Tanto el Lamaísmo como el Budismo y asimismo el Hinduismo, enfatizan la idea de que es muy difícil desprenderse de dicha rueda de fatalidades, ya que, además de los karmas que han ido acumulando las almas durante sus diversas existencias en la Tierra, y los cuales han de ser pagados totalmente mediante dolores y padecimientos; asimismo existen leyes invisibles que, a pesar de no estar escritas en ningún código humano, sin embargo rigen la evolución y la involución de las razas que transitan por entre las corrientes de la vida.

Se ha dicho que, con el fin de ayudar al género humano a desligarse de esa rueda nefasta de nacimientos y muertes sucesivas, la inteligencia divina ha enviado, en diversas épocas, a seres trascendidos tales como Jesús de Nazaret, Buddha, Krishna, Mahoma, Moisés, etc., etc.; y cada uno de ellos ha ido aportando al conglomerado terráqueo diversos preceptos y disciplinas que coadyuvan en la tarea de empujar al hombre hacia la ansiada liberación total…

Este tratado titulado EL HOMBRE, LAS LEYES Y EL ABSOLUTO irrumpe en el escenario metafísico aportando, por primera vez, una verdadera síntesis que nos ilustra acerca de todas esas leyes secretas que rigen el cosmos, la creación y todo el andamiaje celeste, a fin de que todo aquel que realmente quiera llegar a fundirse con lo insondable, lo eterno, lo inmutable, lo consiga y pueda establecerse en el llamado AIN de la Kábala hebraica o morada del todo indivisible…

El mérito del autor de esta obra consiste en que la misma está amparada por las afirmaciones doctrinarias del Avatara de Acuario: V.M. Samael Aun Weor, ya que cada una de las Leyes aquí desgranadas tiene su legítima corroboración en la doctrina del Mensajero de Acuario…

Digamos finalmente con los grandes filósofos: la tarea más grande que el hombre ha de acometer es la de llegar a conocerse a sí mismo, porque solo de esa manera conocerá a su Dios…

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