La educación del género humano, en tiempos remotos, estaba confiada a los Sabios Preceptores o Guías Espirituales de entonces. De este modo, a la par de servir de intermediarios entre las fuerzas divinas y los hombres de aquellos tiempos, los Hierofantes o Iniciados elaboraban y desarrollaban la temática por medio de la cual se educaba a las masas. Eran los tiempos de la Edad de Oro y aún se hablaba en el Orto Purísimo de la Lengua Sagrada.
De allí fue de donde personajes como Platón, Sócrates, Solón, Pitágoras y muchos más heredaron esta milenaria tradición, y de allí también brotó la sana costumbre de impartir ellos sus cátedras a sus discípulos, mientras caminaban con estos últimos por entre los jardines de Academo –zona de la antigua Grecia frecuentada por los filósofos y origen del vocablo «academia»–.
Entonces se educaba, no solo el intelecto de los jóvenes, sino, y esto es lo más importante, también su Psiquis, es decir, su Alma. Los Maestros no solo podían discurrir con sus pupilos sobre materias tridimensionales o cotidianas, sino que de igual manera lo hacían sobre temas trascendentales como el porqué de existir, quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos…
Entre la vorágine del siglo XX, apareció ante nosotros la brillante figura de uno de estos extraordinarios preceptores, encarnada en la humana persona del V.M. Samael Aun Weor, quien retomando el cetro de los auténticos Iluminados, nos desvela, paso a paso, las causas de los conflictos sociales, morales, éticos, psicológicos y espirituales de esa gran huérfana que viene a ser la pobre humanidad doliente, como él mismo la definiera en sus obras constantemente.
Esta magnífica obra EDUCACIÓN FUNDAMENTAL es ahora nuevamente el «caballo de Troya» de este inagotable autor que se va abriendo paso entre las multitudes cada día más, a causa de la contundencia y veracidad de sus afirmaciones vertidas en los argumentos que pueblan las páginas de sus diversos tratados.
Con las páginas de EDUCACIÓN FUNDAMENTAL el lector experimentará por primera vez la contemplación de su propia vida, auxiliado de un enfoque superior que lo liberará definitivamente del sueño hipnótico que entumecía, no solo su visión física, sino también su Ojo de Diamante o Visión Espiritual del mundo, de la naturaleza y de sí mismo.
Cuando tal momento llegue, la flor estará en el manzano, el fruto en la viña y el sembrado habrá llegado a su madurez, ¡porque el Hombre y su verdadero Ser serán una unidad en el Infinito!…
OM TAT SAT.
