En nombre del Maestro Samael, apegado a la doctrina, yo les diría a todos los gnósticos del mundo, tanto a los que trabajan como a los que no trabajan en la Alquimia, que se esfuercen enormemente, urgentemente, en la muerte del Yo, porque esa es la trampa que hay que saber evitar. El Yo es una trampa en nuestra vida, y todo el mundo ha caído en la trampa; hay que salir de esa trampa y estar alertas para no volver a caer…

La columna vertebral para poder participar del reino de la Conciencia ─que las religiones llaman Reino de los Cielos─ es el grado de muerte que se tenga. Entonces, con un grado de muerte que sea válido, lo demás, créanme, es secundario. Incluyo aquí la fabricación de la Piedra Filosofal, la liberación de la Ley del Karma con el tercer factor; es secundario. Pero si se muere, entonces tenemos muchas puertas abiertas, y puertas que se nos van a abrir porque el Padre quiere que nos autorrealicemos.

Para autorrealizarnos necesitamos desaparecer como personas y reaparecer como Seres, como Seres autorrealizados. Al Padre le interesa que nosotros estemos con él. Entonces mi único mensaje sería insistir sobre la «muerte».

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