Muy amados amigos y amigas:

Me apresuro a escribiros, pacientes lectores, para haceros llegar un comentario enhorabuena entregado por nuestro Avatara en una de sus cátedras contenidas en El Quinto Evangelio. En la misma, el Venerable Maestro nos describe minuciosamente cómo son, ciertamente, las vivencias que sufren las almas en los círculos involutivos de nuestro planeta cuando les ha llegado a ellas su INVOLUCIÓN.

Un servidor da testimonio absoluto de que estas verdades expresadas por nuestro Avatara son absolutamente ciertas, pues mi Real Ser me ha permitido estar en tales regiones y son tal cual las describe nuestro bendito Gurú.

Sin más os dejo con las palabras del Excelso:

LAS CINCO REGIONES DE LOS MUNDOS INFIERNOS

«Hay ciento ocho existencias, y árbol que no da fruto es cortado y echado al fuego. No es nada agradable, mis caros hermanos, ingresar en los Mundos Infiernos. La primera zona bajo la epidermis de la tierra es muy semejante a la vida aquí, sobre la superficie. En esa primera zona, tenemos gentes vestidas al estilo de aquí: comerciantes, mercados, cabarés, cafés, las gentes vestidas en una forma igual.

En la segunda zona ya se ven magos negros con sus túnicas rojas, negras; magas negras vestidas con sus vestiduras con dragones atravesados, sus turbantes rojos; templos de magia negra, etc.; príncipes de las tinieblas, es decir, grandes señores como Bael, Baal, todos ellos.

En la tercera zona crece la maldad, se ven cosas horribles.

Por ahí, en la cuarta o quinta zona ya ve uno a los seres antihumanos convertidos en bestias, caballos con cuernos como el unicornio, en perros gigantescos con cuernos, figuras animalescas de toda índole. Han entrado en estado de involución animal.

Después, de la quinta zona en adelante comienza uno a ver ya a los que fueron humanos aquí –o por lo menos humanoides– convertidos en algo semejante a las plantas. Parecen sombras que atraviesan los muros de esas mansiones de la Logia Negra, sombras que se deslizan como ramas, etc. Se está recapitulando el proceso vegetal.

Luego ya, en el núcleo vivo de la Tierra, en todo el centro del planeta Tierra, podemos percibir a los perdidos convertidos en piedra.

Una vez permanecí yo en el interior de nuestro organismo planetario investigando durante horas enteras, moviéndome en astral por ese núcleo vivo del planeta Tierra. Aquello fue espantoso, una atmósfera pesada. Allí, algunas brujas del Averno pasaron cerca de mí, entraron a una horrible cocina para preparar sus pócimas, todavía en esas regiones preocupadas por hacer el mal. Se me ocurrió entrar en el cuartucho de mal agüero que por allí hallé y vi sobre un lecho de placer a una prostituta que se desintegraba lentamente, poco a poco: fornicaba, cohabitaba con cuanta larva pasara por esos lugares, y se iba derritiendo –háganse cuenta ustedes– como una veladora, lentamente, perdiendo de ella manos, brazos y pies poco a poco. De pronto, vi una piedra con una especie como de cabeza que se movía. Algo dije y aquella cabeza se limitó a repetir lo que yo dije; dije otra cosa y repitió la cabeza; y todo aquello que dijera, tal cabeza lo repetía. Era alguien que había sido un terrible mago negro y ahora ya estaba fosilizado, en proceso de desintegración. Duré horas enteras en aquellas regiones, investigando. Se van volviendo polvo los perdidos, y sufren horrorosamente porque el tiempo es exageradamente largo. Allí, los minutos parecen siglos, tiempo de roca insoportable. Muchos piden la muerte, y ella demora en llegar. Dichosos los que allí mueren, porque al fin salen a la luz del sol. Pero los que no mueren todavía, los que tienen que aguardar, suplican por la muerte, la ruegan, ahí está su dolor. Sin embargo, al fin mueren también.

A todos, absolutamente todos los perdidos, los vemos en un proceso de deterioro, de tipo involutivo, de región en región a través de los nueve círculos hasta llegar, por último, a la ciudad de Dite, como se le dice simbólicamente en La divina comedia, es decir, hasta el núcleo mismo de la Tierra, hasta su centro de estabilidad. Van descendiendo de acuerdo con la ley de la gravedad de los mundos, de acuerdo con la ley de la caída. Y si uno observa cuidadosamente ese centro de estabilidad, ve como confluyen allí todas las fuerzas cósmicas, porque dentro de ese mismo núcleo, en cierta zona atómica superior, se encuentra ya uno a los Devas que lo aguardan. Cuando alguien ha pasado por la Muerte Segunda, cuando la Esencia se ha libertado, cuando el Ego ha sido vuelto polvo, entonces tal Esencia es examinada por los Devas y si ellos realmente la ven pura, tal Esencia sale por esas puertas atómicas hasta la luz del sol, hacia la superficie. Es decir, allí se conjugan, en ese centro de estabilidad, las cosas de tipo involutivo y las del Espíritu. Allí se logra la Muerte Segunda que nos da el acceso hacia una nueva evolución, allí se consigue la prístina pureza. Sería el máximum del descenso y, precisamente ahí, en ese punto máximo, se reinicia la evolución».

El Quinto Evangelio, tomo II.

Conferencia «Repercusiones anímicas de la Ley de la Caída», págs. 317, 318.

Os dejo ahora unas frases para ser reflexionadas:

«Si la castidad no fuese una virtud, sin embargo, sería ciertamente una fuerza».
Jules Renard

«Quien al cielo escupe, a cuestas le cae».
Juan de Torres

«Trabaja en impedir delitos para no necesitar castigos».
Confucio

«El castigo entra en el corazón del hombre desde el momento en que comete el crimen».
Hesíodo

«Y el polvo se torne a la Tierra, como era, y el espíritu se vuelva a Dios, que lo dio».
La Biblia

TV NE CEDE MALIS.
─‘No cedas a los errores’─.
KWEN KHAN KHU

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