Muy apreciados amigos/as lectores/as:
Me apresuro a haceros llegar otra obra del genio de la pintura que la historia recuerda bajo el nombre de Leonardo da Vinci. Esta obra fue bautizada con el nombre de:
ALEGORÍA CON UN PERRO Y UN ÁGUILA
Sin lugar a dudas, se trata de un óleo absolutamente ligado a la tradición hermética de la Alquimia.
Como siempre, desgraciadamente, los intelectualoides comentan sobre esta obra genial cosas realmente absurdas. A veces dicen que esta era una representación de la autoridad del Papa equis equis, enfrentada con tal o cual reino. Empero, la cruda realidad de esta obra señala algo extraordinario para los que amamos la Gnosis y practicamos el arte transmutatorio…
En primer lugar bueno es señalar algo insólito y es ver a un perro que está guiando a una barca y le está marcando un rumbo mediante una brújula hacia donde se halla una extraordinaria águila que, majestuosamente, se halla parada sobre una esfera que representa un mundo.
Importante es comentar, dentro de este contexto, que, asimismo, la brújula representa en este dibujo del Maestro Leonardo el estado permanente de autobservación del Adepto a fin de conseguir la tan anhelada alianza de las dos naturalezas: el Azufre y el Mercurio. Por otra parte, dicha brújula representa la urgente necesidad de mantener vivos nuestros anhelos en este duro camino para un día integrarnos con nuestro SER INTERIOR. La fuerza de los anhelos nos permite no sucumbir ante la entropía que siempre pondrá en marcha nuestro enemigo secreto, EL YO.
Primeramente, observemos que los dos animales son los protagonistas de eso que esotéricamente hemos de llamar LA GRAN OBRA INTERIOR. El perro sería aquí el elemento volátil ─el Mercurio de los sabios─ y el águila viene a representar al elemento fijo ─el Azufre─. Empero, hemos de enfatizar que en este caso dicha águila no ha sido concebida solamente para indicarnos al Azufre ─el fuego─, sino que se trata en este caso del Azufre divino o fuego de Stella Maris. Es decir, vemos aquí el Azufre purificado de sus impurezas ─deseos animales─ y esta es la razón por la cual dicha águila aparece coronada.
Interesantísimo resulta ver al perro guiando una barca ─la cual simboliza el matrimonio─, llevando en el medio de esta un árbol, viva alusión al árbol de la ciencia del bien y del mal ─entiéndase: la sexualidad─.
Incuestionablemente, resulta paradójico ver brotar de una barca un árbol, pero se trata del simbolismo hermético que acostumbraban dejar los Maestros del Ars Magna a la posteridad…
Es necesario resaltar que el águila de nuestro tema, además de representar el Fuego Sagrado, lleva en su cabeza una corona real, pues el fuego que representa es el fuego sacrosanto del mismísimo Espíritu Santo. El globo sobre el cual nuestra ave está posada es el caos mercurial, base fundamental de todos los trabajos que nos han de conducir a la obtención de la Piedra Filosofal.
Igualmente interesante es el hecho de ver que, como ya hemos comentado, el can dirige la barca auxiliándose con una brújula y se aprecia un intercambio de rayos entre el perro y el águila, como si el que guía la barca y el águila misma están destinados a encontrarse. De hecho, si observamos atentamente podemos captar fácilmente que uno de esos múltiples rayos de esta imagen está indicando al perro simbólico hacia dónde tiene que dirigirse, lo cual no es otra cosa que la famosa conjunción deambos titanes ─Azufre y Mercurio─. Es obvio que la brújula que tiene la barca representa la Conciencia del Adepto para no extraviarse en este Camino Hermético lleno de peligros por dentro y por fuera. Es por eso que un rayo principal brota del águila alegórica hasta tocar las manecillas de la brújula.
Es indudable que toda la escena se desarrolla sobre las aguas del mar de bronce, es decir, gracias a nuestras aguas genesíacas o alquímicas. Y en el fondo de todo esto se nos está diciendo que la Gran Obra interior solo se puede realizar trabajando con el árbol del bien y del mal ─la sexualidad─.
Curiosamente, el águila aquí representada está exaltada por muchos rayos que vemos a su alrededor, pues solamente podemos ser purificados con el auxilio del Fuego Divino que ha de destruir nuestros múltiples agregados psicológicos ─Yoes de la psicología─ y a la par crear nuestros vehículos atómicos para tener realidad en los mundos superiores de Conciencia.
Considero, queridos amigos, que llegados aquí es bueno acotar unas palabras del gran Adepto FULCANELLI sobre estos menesteres, veamos:
«La palabra griega , por la que se designaba el remo, ofrece simultáneamente el sentido de barco y el de aviento. Este último es una especie de concha de mimbre atribuida al mercurio y que los cabalistas escriben viento. Por eso, la Tabla de Esmeralda dice alegóricamente al hablar de la piedra que «el viento la ha llevado en su vientre». Ese aviento no es sino la matriz, el barco portador de la piedra, emblema del mercurio y tema principal de nuestro bajo relieve. […] Todos estos símbolos convergen, como se ve, hacia un único y mismo objetivo, igualmente indicado por el perrillo situado en lo alto del almete, cuyo sentido especial ( cabeza, cumbre) señala la parte importante en este caso, el punto culminante del arte, la clave de la Gran Obra».
─Extracto de la obra Las moradas filosofales, del V.M. Fulcanelli─.
«En cuanto al perro simbólico, sucesor directo del cinocéfalo egipcio, el filósofo Artefio le ha dado patente de ciudadanía entre las figuras de la iconografía alquímica. Habla en efecto, del perro de Corasán y de la perra de armenia, emblemas del azufre y del mercurio, padres de la Piedra».
─Extracto de la obra Las moradas filosofales, del V.M. Fulcanelli─.
Y añade Fulcanelli:
«Estando éstos (a los que Avicena llama Perra del Corasán y Perro de Armenia), pues, unidos en el recipiente del sepulcro, se muerden entre sí cruelmente, y por su gran veneno y rabia furiosa jamas se dejan desde el momento en que se entrelazan… Tales son esas dos espermas, masculina y femenina, descritas al comienzo de mi Rosario filosófico, que son engendradas (dicen Rasis, Avicena y Abraham el Judío) en los riñones y en las entrañas, y por las operaciones de los cuatro elementos».
─Extracto de la obra Las moradas filosofales, del V.M. Fulcanelli─.
Con razón dijo el mismo Adepto Fulcanelli:
«Debe velarse siempre por la orientación del navío, maniobrar con prudencia, temer los saltos del viento, prever la tempestad [léase: de las pasiones animales], estar alerta, evitar la cueva de Caribdis y el escollo de Escila, luchar sin pausa, día y noche, contra la violencia de las olas».
─Extracto de la obra Las moradas filosofales, del V.M. Fulcanelli─.
Así pues, querido lector, veamos nuevamente la asombrosa capacidad que tenía el V.M. Leonardo da Vinci para resumir en una obra pictórica uno de los grandes misterios del arte transmutatorio.
Permitidme ahora agregar a todas estas cuartillas unas frases que considero interesantes:
«La verdadera nobleza consiste en la virtud».
Cervantes
«La verdadera nobleza consiste en saber valerosamente sufrir por los demás y no permitir que los demás sufran por nosotros».
Carlyle
«La nobleza del hombre procede de la virtud, no del nacimiento».
Epícteto
«Si la nobleza es hija de la virtud, muy a menudo ha matado a su madre».
Voltaire
«Noble se puede llamar al que por naturaleza es inclinado a la virtud».
Séneca
EX ORIENTE LUX.
─‘De Oriente surgió la luz’─.
KWEN KHAN KHU