El obelisco

Muy queridos lectores y lectoras:

Me complace enormemente haceros llegar unas palabras concernientes a este grabado titulado…

…EL OBELISCO

El presente grabado fue también obra del escritor y místico alemán Karl Von Eckartshausen, quien vivió entre los años 1752 y 1803.

El obelisco, Karl Von Eckartshausen

Para comenzar hemos de decir que los obeliscos fueron mostrados por primera vez como parte de la arquitectura egipcia. Ellos, los egipcios, descendientes directos de los atlantes, llegaron a las tierras de Cairona y allí comenzaron a echar las bases de lo que luego sería un gran imperio tanto de luz como también de una gran imaginería arquitectónica.

Cada obelisco simbolizaba siempre enormes triunfos herméticos-espirituales alcanzados por determinado faraón durante su reinado. Lamentablemente, muchos de ellos han desaparecido de su lugar de origen debido a la rapiña de muchos arqueólogos que se llevaron a sus países tales reliquias sagradas para usarlas como parte del ornato de sus ciudades… Esa ha sido una de las tragedias de nuestra historia.

En el presente grabado la figura central viene a ser, justamente, un enorme obelisco que va acompañado de una frase en latín que nos dice: «A deo sapientia et virtus»,y la traducción de la misma sería la siguiente: De Dios proceden la sapiencia y la Virtud’

Gnósticamente hablando, todos sabemos que, sin lugar a dudas, la verdadera sabiduría y el poder de las virtudes son patrimonio absoluto de nuestro SER interior profundo. El Yo, el Ego animal y sus raciocinios, nada tienen que ver con las expresiones de la Verdad absoluta propias de la inteligencia de nuestro Padre que está en secreto. Esto no lo aceptarán jamás los intelectualoides que han llenado sus mentes con las pseudoverdades aprendidas en las universidades de nuestro mundo.

A esto se refiere esa otra frase latina que se halla en uno de los lados de esta maravillosa construcción y que nos afirma: «In tenebris quaerunt lucem»,cuya traducción es la siguiente: ‘Buscan en vano la luz en las tinieblas’…¿A qué se refiere esta frase realmente? Pues, justamente, al laberinto de teorías intelectualoides que se han vertido, a través de los siglos, sobre los misterios que encierran estas portentosas obras del arte pétreo. El mundo intelectual de nuestros días está muy lejos de comprender que los obeliscos, en el fondo, son como la repetición de muchas pirámides, unas sobre otras, que finalmente terminan confeccionando lo que podríamos llamar este lapis philosophorum.

Cada pirámide, construida en cualquier lugar de nuestro mundo, constituye una ofrenda solar al saber trascendental de las culturas antiguas que han precedido históricamente a la raza actual. Las pirámides jamás fueron concebidas para que sirvieran de tumbas, como siguen creyendo los pseudosapientes de nuestros días, no. Las pirámides eran y siguen siendo centros iniciáticos en los que se formaban los grandes Hierofantes de aquella civilización neptuniano-amentina. Cuando hablamos de Hierofantes no debemos olvidar que también existían Hierofantinas o mujeres dotadas de maravillosas facultades metafísicas que las convirtieron en Maestras de sabiduría auténtica.

Es fácil apreciar a dos jóvenes ─un chico y una chica─ al pie de este obelisco tratando de capturar el sentido real de esa pieza sagrada que está levantada delante de sus ojos. Esto señala, indica, que no basta con intentar comprender todo el sentido esotérico-divinal que pueda estar encerrado en una pieza escultórica milenaria.

Muy diferentes resultan los dos ancianos que, del otro lado de este antiquísimo monumento, están tratando de escudriñar todos los secretos que rodean al mismo. Por eso los vemos revisando pergaminos que les permitan arrojar algo de luz sobre esta magnífica obra de arte.

Igualmente, al referirnos a esa esfera que está cerca de aquellos ancianos aclaramos a todos vosotros, queridos/as lectores/as, que no hace referencia al caos mercurial, sino al conocimiento repartido sobre la faz de nuestro mundo.

En la parte superior de este obelisco podemos observar un triángulo dentro del cual se halla un ojo.Ya hemos explicado en otras de nuestras investigaciones que tal ojo representa a la sapiencia divinal,y por ello se halla encerrado en un triángulo representativo de las tres fuerzas primarias que sostienen la creación, a saber: el Santo Afirmar, el Santo Negar y el Santo Conciliar ─Padre, Hijo y Espíritu Santo en el lenguaje de la tradición cristiana─. Es incontestable que tal ojo simboliza la omnisciencia divinal capaz de estar presente en todo momento, en cualquier lugar, supervisando su propia obra ─la creación─.

En el lado visible de nuestro obelisco pueden leerse algunas palabras también escritas en latín, las mismas son las siguientes:

  • FIDES ─que ha de traducirse por FE─.
  • SPES ─que se traduce como ESPERANZA─.
  • CHARITAS ─que hemos de leer como CARIDAD─.

Singularmente, del lado semiobscuro de esta magna pieza arquitectónica aparecen otras palabras y son las siguientes:

  • SUPERBIA ─alusiva a la SOBERBIA─.
  • CONCUPISCENTIA ─relativa a la CONCUPISCENCIA─.
  • AMOR SUIT ET MUNDI ─significando el AMOR A SÍ MISMO Y AL MUNDO─.

¿Qué nos ha querido decir el creador de este grabado con estas palabras o frases? Pues, sencillamente, que solo mediante la FE CONSCIENTE podemos tener la ESPERANZA de llegar a la verdadera ILUMINACIÓN. Y esto nos lleva a una frase gnóstica que nos recuerda: «Para alcanzar la sabiduría hay que ser humildes y luego de alcanzada hay que ser más humildes todavía…». Esa es la razón por la cual se nos invita a ejercer la CARIDAD con nuestros semejantes. La verdad no se revela jamás a los VANIDOSOS, ORGULLOSOS, ENGREÍDOS, MITÓMANOS, MEGALÓMANOS y DÉSPOTAS. Apartarnos de la SOBERBIA y el ENGREIMIENTO nos permitirá un día saber amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos.

Por esa misma razón no debemos jamás ser SOBERBIOS ni caer en la CONCUPISCENCIA, que no son otra cosa que cualidades malignas que impiden la captación de las verdades eternas. La expresión de nuestro SER en nosotros rechaza terriblemente ambas cualidades siniestras.

Allí donde están congregados los ancianos que estudian una especie de pergamino vemos sobre una gran piedra una vela, y sobre ella se vislumbra otra frase enigmática escrita en latín. Tal frase nos dice: «Altum Volt Sophia».Traducción: ‘Sophia ─la sabiduría─ quiere siempre la altura’. Y es que la sabiduría auténtica viene de lo alto, es decir, procede siempre de nuestro Espíritu divino que siempre ha sido señalado por el fuego, y en este caso por la luz que desprende dicha vela. Resulta curioso remarcar que es solamente el fuego el elemento que siempre quiere propagarse hacia lo alto, nunca hacia abajo.

El obelisco: Lux, Vita, Amor, Veritas

En la punta de este obelisco observamos, asimismo, unas palabras escritas en latín que nos dicen: «LUX, VITA, AMOR ET VERITAS», todo lo cual ha de ser traducido como ‘Luz, Vida, Amor y Verdad’. Estas cualidades son atributos del Creador, de nuestro SER, pues es Él quien nos da su luz, fuerzas para vivir y amor ─consciente─ cuando eliminamos de nuestra naturaleza el desagradable EGO ANIMAL, y todo esto nos lleva al Reino de la Verdad.

En el fondo de nuestro grabado podemos vislumbrar una especie de ermita o iglesia que ha de ser tomada como la morada filosofal de nuestro Ser.

Quiero cerrar estas explicaciones ofreciéndoos unas frases interesantes:

«La humildad y la modestia son los dones más raros de la buena e inagotable naturaleza».
Goethe

«La vida es una larga lección de humildad».
Barrie

«La mejor tumba es la más modesta».
Platón

«Cuanto más altos estamos más debemos bajarnos hacia nuestros inferiores».
Cicerón

HEU ME MISERUM.
─‘¡Ay de mí, miserable!’─.

KWEN KHAN KHU

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