CARTA ABIERTA A LOS LÍDERES MUNDIALES

Muy apreciados Señores y Señoras Presidentes y Presidentas:

Os escribimos en nombre de la humanidad que está esparcida por los cuatro puntos cardinales de nuestro mundo. En esta ocasión para deciros que nos parece absolutamente incierto y brutal todo lo que últimamente estamos contemplando en relación a la guerra que se está librando en el este de nuestro planeta.

Todo apunta a que ya ni tan siquiera merecemos llamarnos hombres y mujeres de la Tierra, sino más bien animales dotados de intelecto pero llenos de salvajismo totalmente cavernario. ¿Dónde han quedado vuestros principios morales, religiosos o filosóficos? ¿Dónde ha quedado el humanismo que impulsa a los verdaderos seres humanos a luchar por el bienestar de sus semejantes? ¿Qué ha pasado con la ética y las buenas costumbres de las que tanto se habla en los Foros Internacionales que constantemente estáis realizando en diversas capitales de nuestro orbe? ¿De qué ha servido la Carta de los Derechos Fundamentales del hombre, cacareadamente repetida en las sesiones de la organización mal llamada NACIONES UNIDAS? ¿Dónde está la unidad de nuestras naciones? ¿Acaso solo debemos unirnos para ir los unos en contra de los otros? ¿No somos todos hijos de la Tierra?

Por la NO OBSERVANCIA de los principios éticos en cada uno de vosotros, el llamado arte de gobernar ─léase: la política─ ha quedado reducido a una simple competición inhumana por estar los unos por encima de los otros, y todo ello lo justifican con razonamientos irracionales, en el fondo de los cuales están escondidas perversas tendencias: la codicia, la avaricia, la ira, la venganza, el orgullo ─curiosamente patriótico─, el odio, el racismo, el fanatismo religioso, el exhibicionismo capitalista o la falsedad socialista ─ambas corrientes cargadas de mentiras e hipocresías─, etc., etc., etc.

Toda esta perversión mental nos ha llevado a dos guerras mundiales que castigaron a millones de seres humanos cometiéndose actos de absoluta barbaridad en todos los sentidos. Estas dos guerras mundiales, como todas las guerras que nuestra falsa civilización ha vivido, tenían un resorte común: LA ECONOMÍA… Parecemos lobos hambrientos devorándonos entre nosotros mismos.

Lo que resulta más risible en medio de este caos es que muchos de vosotros luego asistís a determinada iglesia a la que pertenecéis y allí os convertís, durante unos segundos, en mansas palomitas, y el colmo de la desfachatez llega cuando tenéis las agallas de recibir la hostia de la consagración ─en el caso de los cristianos católicos u ortodoxos─, o quizás cuando invocáis el nombre sagrado del Eterno en una mezquita… Todo aquello es una verdadera farsa ante los ojos del verdadero Dios.

El mundo, señores y señoras que gobernáis los países de los cinco continentes, ya se hartó de ser engañado por vosotros. Ya las gentes no os creen ni una sola palabra porque todos sabemos que lo que hoy enfatizáis con ahínco mañana lo cambiaréis por otro discurso en el que negaréis lo que antes habíais dicho y prometido. Esa es vuestra miserable realidad, aunque duela decirlo…..

Vosotros estáis ocupando sillones presidenciales, no por el hecho de que seáis maravillosos, magnánimos, honestos, virtuosos, compasivos, fraternales y amantes de la paz y la equidad, no. Vosotros ocupáis esos sillones porque los pueblos os votaron en unas elecciones creyendo en vuestros discursos. Ninguno de vosotros o vosotras está allí por la gracia divina. De ninguna manera.

Os habéis convertido en BRIBONES y, como si fuera poco, muchos de vosotros habéis manipulado las elecciones que os llevaron al poder, quedando con las manos manchadas de sangre o de suciedad a causa de vuestras triquiñuelas. No os engañéis, señoras y señores, el mundo entero os está contemplando y está verificando, una vez más, que sois unos mentirosos execrables. Muchas de vuestras acciones son inmorales y carentes de credibilidad.

Lo que está ocurriendo ahora mismo en Ucrania es la prueba más contundente de lo que aquí estamos afirmando.

Probablemente nuestras palabras serán motivo de vuestras risas y comentaréis entre vosotros: ¿Qué saben estos infelices de política? ¿A qué universidad asistieron? ¿Qué títulos los respaldan? Etc., etc., etc. A lo cual os respondemos: No hace falta asistir a las universidades para ser buenos ciudadanos. No hacen falta títulos intelectualoides para hacer el bien a nuestros semejantes y buscar la prosperidad de nuestras sociedades. No hace falta ser de izquierdas o de derechas, políticamente hablando. Lo único que hace falta es UN RECTO SENTIR, UN RECTO PENSAR Y UN RECTO ACTUAR, y, lamentablemente, no es eso lo que brilla en vuestras personas……

Ha llegado la hora de las grandes reflexiones porque, lastimosamente, a causa de vuestra falta de dignidad estamos a punto de comenzar a experimentar una Tercera Guerra Mundial en la que habrá millones y millones de víctimas que, por desgracia, fueron a los campos de batalla para defender las mentiras que les habréis inculcado en vuestras arengas. ¡Ya basta de engaños para con nuestra humanidad! Y si aún os quedase algo de vergüenza, usadla para detener la carnicería que habéis comenzado a provocar nuevamente. La historia es un juez inexorable y un día seréis juzgados ante el veredicto de la Conciencia Pública, porque, lo creáis o no: ¡la verdad un día flota!……

Y cuando hablamos de la historia y sus juicios no lo hacemos sin argumentos que nos respalden. Baste recordar al Sr. Stalin y sus purgas en Rusia en tiempos del comunismo bolchevique. Igualmente recordamos al Sr. Nikita Jrushchov y sus salvajadas en Hungría. También tenemos en la memoria colectiva al Sr. Fidel Castro Ruz, quien no solo llevó al paredón a aquellos que discrepaban de sus ideas sino que, además, envenenó a toda Latinoamérica con sus conceptos pseudorrevolucionarios de índole marxista. No podemos olvidar al monstruoso Mao Tse-Tung, quien, además de ser ateo, ejecutó a miles de chinos y chinas por no comulgar con su credo fanático marxista-leninista y, como si no le bastase, se anexionó sin escrúpulo alguno el país del Tíbet, violando sus soldados en las calles a muchas monjas tibetanas y saqueando y quemando los templos de la fe Budista de aquellas latitudes. Imposible también olvidar a los señores Eisenhower y Richard Nixon, quienes, queriendo implantar EL CAPITALISMO brutal, desataron la muy conocida guerra de Vietnam, en la que perdieron la vida cincuenta mil norteamericanos y más de cien mil vietnamitas. En fin, es una larga lista de casos que llenaron de dolor a nuestra humanidad y que jamás podremos olvidar.

Sabiendo que nuestras palabras serán ignoradas por vuestra arrogancia y petulancia, nos suscribimos de todos vosotros.

KWEN KHAN KHU
Coordinador Internacional de Estudios de Geofilosofía

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